18 nov 2023

OTRA VEZ LA ATALAYA

                                                                                 JOSÉ HERRERA RODAS

                                                           A D. Rafael Rodríguez Graciano, que tanto me ayuda. Gracias, Rafael


                                              CASARICHE, Noviembre de 1923

10 nov 2023

                                                  Don Rafael Martínez,(Foto de D. Rafael Rguez.)
   

                                   La piscina que hizo D. Rafael (Foto del autor)


                                         Su único monumento (Foto del autor)

José Herrera Rodas

 
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La Hermandad del Cristo de la Expiración y la Piscina, II
A la Hermana Mayor, Elena María Marín Romero
Y a la memoria de Manolita Marín Aranda
En la primera parte de esta historia me refería al “desagradable olvido que sufren algunos personajes que en su día lucharon por el pueblo y lograron dotarlo de trabajo cuando no había o prestarle algún servicio que no tenían” y me refería a la “Hermandad de Los Obreros” y a su fundador D. José Flor Alfaro. Hoy me voy a referir a La Piscina y a su autor, el Comandante Don Rafael Martínez Torres.
Este militar casaricheño vino aquí durante la Guerra Civil. Le encomendaron la vigilancia y castigo de algunos represaliados del pueblo y, posiblemente, de Badolatosa, Lora y Corcoya. Unos 60 en total. Debía ponerlos en trabajos forzados, y él lo cumplió a su manera: Nada de forzados, nada de castigo sino hacer la piscina, lentamente, con el máximo respeto a las personas y a las cualidades de cada uno y cobrando lo que el Gobierno tenía establecido para estos casos. Así logró justificarse y, sobre todo, salvar de la ejecución a todos ellos. Cuando sabía que iba a venir alguna inspección, se las ingeniaba para que todos estuvieran en su sitio y la inspección le resultara favorable. Por ejemplo, un día, a una persona que estaba en peligro de ser fusilada, la mandó a recoger algo de Chaves, más allá del Rigüelo, con el encargo de que no regresara hasta la noche. Y se salvó. Así se salvaron todos los que estaban bajo su custodia y se construyó una piscina , la primera de Sevilla y su provincia. Terminado el conflicto que desangró a la juventud de nuestra Patria, los represaliados quedaron libres y la piscina hecha para todos.
Luego D. Rafael Martínez, como aún se le conoce a pesar de haber muerto hace ya muchos años, vivió en Casariche; se hizo una cocina y un saloncito en la piscina y se buscó un cocinero. Allí pasaba el día y la noche en una pensión.
Terminaba diciendo en el artículo anterior: ¿Cómo no se ha perpetuado el nombre y obra de este paisano (D.José Flor) de alguna manera para conocimiento de los presentes vecinos del pueblo y memoria de los venideros? ¿ Tiene algo que ver (Rafael Martínez, como se le conocía) que fuera militar en tiempos de Franco, si su labor en pro del pueblo y su gente no puede ser más loable? La Hermandad del Cristo de Los Obreros y la Piscina ya tienen algo en qué parecerse: En el abandono en que se encuentran sus fundadores. Es de esperar que TODAS las autoridades locales, políticas, religiosas, sindicales, municipales, etc puedan tomar carta en el asunto para conseguirlo ¿Lo intentamos? ¡Todavía se puede!
José HERREREA RODAS